lunes, 7 de noviembre de 2011

Peces



a) Dedicar varios minutos al día a la observación de los animales, fijándonos tanto en su comportamiento general (su forma de nadar, de comer, de relacionarse entre ellos) como examinando meticulosamente su apariencia externa: aletas, escamas, color de la piel, aspecto de ojos y boca... Ya que muchas enfermedades de los peces ofrecen signos externos claramente visibles si se aprende a observarlos.
b) Dedicar varios minutos al día al disfrute de la calma y tranquilidad que se obtiene al quedarnos mirando vagamente a estos animales. Si los peces nos ven repetidas veces a su lado, nos perciben sin ningún problema para ellos, aprenden a reconocer a la persona que generalmente los alimenta y se atreven a comer de su mano.
c) Intentar mejorar su vida y planificar un cambio de hábitat a un acuario más grande. Aunque increíblemente hay muchos peces que se adaptan sin excesivo estrés a un espacio cerrado con tres litros de agua estancada (y prueba de ello es que no enferman ni mueren en años), no podemos quedarnos tranquilos y pensar que llevan una buena calidad de vida.

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